Resumen de los capítulos anteriores: Cuatro horas y media reunidas sin que nadie se haya levantado de la mesa. Unas elecciones. Un partido ganador por amplia mayoría pero que necesita los votos de la otra izquierda minoritaria. Aquí no se da nada gratis. Quieres mis votos. Dame cinco ministerios y una vicepresidencia. Tu estás loco. Te dejo unos ministerios si tienes gente de nivel, en tu entorno político, que justifiquen estar a la altura de tan magna experiencia y gestión. No. Tengo que ser yo y mis cuatro leales. Ya se me ha escapado la gente de prestigio y me han traicionado muchos. Me fío de mí, de mi esposa, de mi fiel escudero Echenique, y poco más. Tenemos que ser ministros, y de los grandes, Hacienda, Trabajo, vicepresidencia, Ciencia, Transición Ecológica y alguno más y, si no, no hay votos. Pero tú estás loco, fíjate en mi gabinete, están los mejores, unos currículum de vértigo a nivel experiencia y prestigio. Reconocidísimos. Además como ves, soy generoso con España en eso, muchos ni siquiera son del Psoe. Son los mejores.No puedo meter a cualquiera. Pues nada. No hay votos. Yo pierdo, pero tú no volverás a ser presidente en tu vida. Prefiero no ser presidente y servir a mi país que aferrarme al cargo y formar cualquier gobierno a cualquier precio. Tenemos que entendernos. Los españoles ya han hecho su trabajo yendo a las urnas. No hay alternativa. No puede ser que haya que repetir unas elecciones que ya hemos ganado ampliamente. Pues ya sabes lo que tienes que hacer. Darnos los sillones, que yo quiero mandar y les he prometido a los mios que voy a controlar el gobierno para que hagas mis políticas. Porque el Psoe no sois de izquierdas. Así no funciona la democracia Pablo. Pues Podemos se la inventa, Pedro. O pasas por el aro o elecciones, no nos da miedo nada. No tenemos nada que perder.
Y así, con este tira y afloja que dura meses sin que Pablo Iglesias acepte otra opción que no pase por los sillones, llegamos al jueves, 5 de septiembre de 2019. Cuatro horas y media reunidas, cinco mujeres y cuatro hombres, representantes de las diversas corrientes de la izquierda española. Una bonita foto de la que nos han privado los tacticismos políticos por orden de Iglesias, por si acaso esta imagen le restaba fuerza negociadora. Como explicó con dureza el lider de ERC, Gabriel Rufián: Iglesias y sus complejos, “me humillan”, “me ofenden”, “me niegan”, “insultan a más de tres millones de votantes”. Como contestó el politólogo Santiago Aparicio, en Diario 16, en una brillante columna: “más bien insulta él, a casi once millones de votantes que quieren que deje de bloquear un gobierno progresista”. Que se deje de bloqueos y que colabore sin imponer chantajes. Anda que no hay formas de participar y cooperar con un gobierno progresista.
Aitor Esteban y Andoni Ortuzar, PNV, pidieron responsabilidad de nuevo este mismo jueves tras la reunión mantenida con Sánchez y ofrecerle la garantía de sus apoyos. Y de paso aconsejaron a Iglesias que rebajara un poco la soberbia y las ansias. "El cielo se conquista nube a nube". Este panorama de espera inquieta y desazonada de la sociedad española, bien merece que los equipos negociadores se sienten, cuatro o cuarenta horas, las que haga falta para que haya Gobierno de país. Un gobierno que a día de hoy no está en marcha porque Iglesias lo paralizó este 25 de julio, impidiendo que Sánchez fuera investido. La razón: que no le daban ni el número de sillones que imponía ni el color de los mismos.
Tras las cuatro horas y media, mucho tiempo y pocas declaraciones. Esto pinta bien. Ha hablado por su lado Adriana Lastra, del PSOE: "constatamos las diferencias, pero nos hemos movido muchas veces, hemos hecho muchas propuestas para que no haya vencedores ni vencidos, sino un gobierno de país y que las izquierdas nos entendamos".
Cuatro horas de reunión que han encendido la esperanza de millones de españoles, hartos y mareados de las triquiñuelas de Iglesias, y a cuyo término, Belarra ha resumido en dos frases: “Nos vamos muy preocupadas, emplazándonos a vernos de nuevo, pero las representantes socialistas han venido a presentarnos su programa”. Nada del gobierno de coalición. Los trenes pasan y ese tren ya pasó explicaron los socialistas las razones. Aunque Iglesias lo volvió a tergiversar a su manera esa misma mañana del gran jueves: “Sánchez me dio su palabra de que el escollo era yo, si me retiraba yo el gobierno de coalición era cosa hecha. Ahora espero que la cumpla”. A lo que fuentes socialistas le han contestado con diligencia: ¡Y Sánchez la cumplió! Te ofreció un gobierno de coalición con una vicepresidencia y tres ministerios. Y dijiste que no, porque era una humillación y una ofensa. Y entonces el presidente te dio otra palabra: “esta oferta decae aquí mismo y no se volverá a repetir”. Y así la está también cumpliendo, porque como señaló también el ministro José Luis Ábalos, hay que madurar y ser serios. “Nosotros nos tomarnos en serio el Parlamento. No parece ni serio ni maduro volver a pedir una oferta que han rechazado y además de forma destemplada”.
Evitar repetir elecciones ya ganadas
Cuatro horas y media de reunión que volvieron a definir con exactitud, pero más calma los dos focos de la crisis de investidura. El foco del partido socialista puesto en evitar a toda costa que el fracaso de la negociación entre dos partidos tuvieran que pagarlo los ciudadanos, repitiendo unas elecciones ya ganadas claramente por el PSOE, con más escaños que la segunda y tercera fuerza política y triplicando a la cuarta, Unidas Podemos. El foco de Iglesias puesto en el poder y los asientos en el Consejo de Ministros. Para ellos una condición sine qua nom que impusieron desde el principio, si bien Iglesias aceptó no ser vicepresidente del Gobierno a cambio de que lo fuera Irene Montero, su segunda de abordo nombrada a dedo tras la desbandada de la cúpula dirigente de fundadores.
Iglesias no quiere recordar la naturalidad y el gusto con los que él mismo y su formación, aceptaron los votos gratis del PSOE que hicieron alcaldesa a su candidata, Manuela Carmena. Y el socialismo madrileño, que no firmó pacto alguno, mantuvo una lealtad y apoyo a prueba de fuego durante toda la legislatura para que no fuera la derecha quien gobernara la capital de España. Una generosidad que no se ha visto correspondida a nivel nacional, con sólo 42 votos, y tras haber perdido casi la mitad de los mismos, con tendencia a la baja. Iglesias se ha erigido en imprescindible para que el ganador de las elecciones pueda gobernar y advierte y amenaza una y otra vez: "No voy a dar gratis mis votos". Ya lo sabemos, nadie esperaba menos de él, como en La Rioja, un voto, tres consejerías, pedían, al final imperó cierta razón y se convirtió en una, por la que se estan matando entre ellos, los de Unidas Podemos. Incluso, en una de esas declaraciones desabridas y desafortunadas, el líder morado ha llegado a decir: "Allí donde no está Sánchez, UP y Psoe se han entendido". Dele la vuelta, señor Iglesias. Allí donde usted no está, ni se le espera, Psoe no tiene problemas en encajar con Podemos.
Incluso pocas horas antes de la reunión negociadora, Sánchez ha explicado que nunca ha querido gratis los votos de la izquierda minoritaria, necesarios para completar su investidura. Dada la irresponsabilidad de los liberales y conservadores, PP y Ciudadanos, que lejos de actuar con sentido, y dejar gobernar al ganador de las elecciones, se han puesto en modo “bloqueo por bloqueo", aunque no tienen alternativa sino repetir las elecciones, una falta de respeto para los españoles. Una posición en la que coinciden PP, Ciudadanos, Vox y el propio Unidas Podemos. Aunque por motivos diferentes, el uno, Podemos, por interés de supervivencia personalista, los otros por táctica partidista de perdedores que no asumen su derrota y se agarran a la pinza que impide que el PSOE habiendo ganado ampliamente las elecciones pueda gobernar. A los que se les llena la boca de llamarse a sí mismos patriotas.
Tanto repetir que no da sus votos gratis, algo que hasta suena feo democráticamente, que Sánchez ha recogido el guante y asegura no querer “los votos gratis de Iglesias”. Para ello, le viene poniendo sobre la mesa, desde el pasado mes de junio, oferta tras oferta, in crescendo: desde incluir en el Consejo de Ministros a personalidades del entorno de UP, con nivel y prestigio reconocido acorde con el cargo a desarrollar, hasta una vicepresidencia y tres ministerios. Todas ellas rechazadas, la última de ellas el 25 de julio, frustrando la investidura e insultando con ello a millones de españoles a los que, por capricho y cuestiones de soberbia mal resuelta -Iglesias dijo sentirse humillado- les paralizó la marcha del Estado y la democracia durante dos meses, lo que origina pérdidas enormes para la inversión no solo de instituciones sino los pagos a cuenta de las autonomìas que están ahogadas, con un pufo de más de cinco mil millones. Caro van a pagar los españoles el encaprichamiento de los sillones.
Eso ha hecho Sánchez, en lugar de conformarse con la negativa de Iglesias, reunirse durante todo agosto con más de 300 colectivos en 25 reuniones intensivas, mañana y tarde, para recopilar un gran programa social y progresista, abierto, con 370 medidas, incluidas algunas de Podemos, para que UP lo apoye. Además, Sánchez ofrece direcciones generales y cargos en grandes instituciones del Estado, pero no asientos en el Consejo de Ministros. Dado que el Consejo ha de ser uniforme, y sus miembros observar los comportamientos de confidencialidad y acatamiento de las directrices. Algo a lo que Iglesias dice NO, incluso de avanzadilla. Ya lo explica Sánchez, cómo va a meter en su Consejo a alguien que quiere montar otro gobierno dentro del Gobierno. Eso no existe en ningún lugar del mundo.
No pueden fallar esta vez
Tres mujeres socialistas, al más alto nivel, la vicepresidenta Carmen Calvo, de gran experiencia de gestión y currículo político de vértigo. María Jesús Montero, ministra de Hacienda y ex consejera de Hacienda de la Junta de Andalucía. Y la tercera, Adriana Lastra, número dos del PSOE y de larga experiencia como diputada asturiana y nacional, perteneciente a una generación más próxima a la de Podemos y que ha observado cierta empatía con ellas. Es la número dos del PSOE y por rango, quien representa al Secretario General del mismo.
Por parte de Podemos, cuatro hombres y dos mujeres, Ione Belarra que formó equipo con Echenique en julio, pero en calidad de acompañante o secretaria, ya que durante las tres horas estuvo sin coger el teléfono a la vicepresidenta socialista, Calvo, a quien además habían dado plantón, se limitó a contestar: “No le cogí el teléfono porque no tenía atribuciones para ello, las decisiones las tomaba Echenique”. Belarra es una política de reciente aparición, ya que ni es fundadora de Podemos, ni se le conocía hasta que sustituye a Irene Montero durante su baja maternal. Es una fiel de Iglesias que ha emergido tras la espantada de las principales caras, Bescansa, Teresa Rodríguez, etc.
La otra mujer de Unidas Podemos es Yolanda Díaz, gallega, quien cuando se fue la cúpula, emergió de Galicia en Común. Es nueva en el círculo de Iglesias pero es considerada una de las ministrables. Quizá por eso defiende las posiciones de Iglesias, a pesar de que la confluencia gallega se distanció mucho de estas pretensiones, denunciadas como nepotistas, de Iglesias. Su grupo prefiere apuntarse a la tesis de un acuerdo programático desde fuera. Otro de los handicaps que las negociadoras socialistas, y el propio Sànchez, señalan para no optar por el gobierno de coalición, es las disonancias tan profundas dentro del propio partido Unidas Podemos, que el mismísimo Iglesias no puede controlar. Como por ejemplo, el perfel independentista de Jaume Asens, de En Comun Podem.
Los cuatro hombres son todos de las confluencias. Juan López Urralde, ecologista de Greenpeace muy sintonizado con la transición ecológica. Otro ministrable de Iglesias para alguna cartera que tenga que ver con el tema. Iglesias también le tiene de su lado porque le ha prometido una cartera. En sustitución de Alberto Garzón, muy proclive a aceptar un acuerdo programático desde fuera, sin sillones, va al equipo negociador el veterano del PCE, Enrique Santiago. Comunista forjado en las negociaciones entre el grupo guerrillero las FARC en Colombia y el gobierno de aquel país latinoamericano. Santiago tiene más perfil negociador, pero no tanta ambición. Está considerado como uno de los que van con mejor fe, no con la promesa de una cartera ministerial, pero si con la convicción de que la izquierda mayoritaria y la izquierda minoritaria tiene que entenderse. No es de los más allegados a Iglesias, pero de momento, prefiere, al igual que su jefe de filas, Garzón, no romper la baraja. Aunque no está de acuerdo con la posición. Y por parte de En Comú Podem y en sustitución de Domenech, otro que se apartó de Iglesias, Jaume Asens, con un perfil bastante soberanista. Pablo Echenique que fue destituido como secretario general de Organización de Podemos (véases link de RTVE) al señalarle Iglesias como culpable de los nefastos resultados electorales de 28A que perdio la formación 29 escaños.
Cuatro horas y pocas declaraciones, esto pinta bien
“Nos hemos emplazado a seguir pero nos vamos preocupadas porque han venido a presentarnos un programa que básicamente son los mismos planteamientos que ya sabíamos, y no nos hemos puesto de acuerdo sobre la forma de gobierno”. Pues eso, Sánchez dijo pocas horas antes de la reunión “negociar es encontrarse en una posición intermedia. No debe haber ni ganadores ni perdedores”. Pero cada cual tiene que ceder. Pablo, o Irene, necesitan un ministerio, no para controlar al gobierno, que ya saben que la mayoría de los españoles sabe que “desde allí no se controla ni contradice ni redirige, al Gobierno, al contrario, se es leal, discreto y granítico”, ha dicho un dirigente socialista. “Lo necesitan para sobrevivir dentro de su propio partido cuya tendencia es perder elecciones y perder dirigentes”. Veremos si son capaces de dar un servicio a este país, el mejor posible, poner sus votos a disposición de crear un gobierno progresista y no para repetir elecciones y darle otra oportunidad a la derecha, como hicieron en 2016.