La última columna de la escritora madrileña data del pasado octubre en su diario de cabecera, El País. En ella anunciaba que padecía cáncer y advertía de un pequeño retiro a modo de unas cortas vacaciones. Nos decía que se encerraba en casa y no pensaba ni contestar a llamadas ni hacer apariciones públicas, para intentar ganar la batalla a la enfermedad, escuchando y entendiendo la evolución de su salud y su cuerpo. Para ella, no era un adiós, sino un hasta luego que lo titulaba: "tirar una valla". Era madrileña tanto de nacimiento, del 7 de mayo de 1960, como de adopción. Nunca se privó de participar en la movida literaria madrileña. Por voluntad de su madre estudió Filosofía en la Complutense. La novelista y tertuliana era muy conocida por su compromiso político con la izquierda y el feminismo.
No podía ocultar su efervescencia literaria ni su pasión por los libros, algo que según ella misma confesaba, le venía desde muy pequeña. De ella se dice que noveló la épica de los perdedores. Su prosa era bien cercana al suelo social, callejera, sin complejos. Dijo que a ella le habría gustado estudiar latín, pero a voluntad de su madre entró a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense de Madrid. En los "Episodios de una guerra interminable", Grandes demuestra su interés por la historia y por la indagación de la Memoria Histórica, sobre lo que estaba bastante concienciada. Se trata de una saga de seis novelas que describen los peores acontecimientos de la historia del siglo XX.
Tras una prolífica vida mediática, donde llevó a cabo numerosas colaboraciones en radio y medios de comunicación, casi siempre en el grupo Prisa, no tuvo inconveniente en confesar públicamente cómo encontró al amor de su vida, el poeta y escritor, Luis García Montero. Cada uno de ellos aportó un retoño al matrimonio y de su unión nació una hija que actualmente tiene 23 años.
La escritora madrileña recibió su primer galardón en 1989 por Las edades de Lulú, Premio Sonrisa Vertical. Una novela atrevida, con cierto tono erótico que posteriormente fue llevada al cine y dirigid por Bigas Luna. Entre los premios que recibió también destaca el Premio Nacional de Narrativa, en 2018 por Los pacientes del doctor García. En 2020 fue nombrada doctora honoris causa por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), recibió también los premios Rosone d’Or de Italia al conjunto de su obra (1997), el del sindicato de UGT, Julián Besteiro de las Artes y las Letras (2002), el Internacional de Abogados de Atocha, concedido en 2017, o el Premio Jean Monnet de Literatura Europea, en 2020. Almudena grandes respiraba literatura por todos sus poros. Además era divertida, jovial, tenía una forma de divulgar la historia de manera entretenida y muy creativa.
Siempre estuvo comprometida con las reivindicaciones sociales y no disimuló su apoyo a las políticas de izquierdas, en ocasiones participó en eventos de este tipo. Llegó a criticar que la izquierda a veces, cuando está en el poder, actúa como de realquilada. "Mientras que la derecha, cuando la izquierda llega al poder, no se comporta como si hubiese perdido, sino como si le hubiesen robado el poder. Una cosa es perder en buena lid y otra un robo. Y eso ocurre porque la derecha española tiene la sensación de que este país le pertenece y de que lo han heredado de sus abuelos"
Gran apasionada de Benito Pérez Galdós, decidió en 2010 publicar Inés y la alegría, el primer título de la serie Episodios de una guerra interminable, obra que ha quedado finalmente inacabada y que le valió numerosos premios. También entre sus novelas están, Malena es un nombre de tango, El corazón helado, Castillos de cartón, Los besos en el pan. Nos ha dejado una gran escritora, además de una activista social y literaria muy divertida que hacía amar la historia contada siempre con gran sentido del humor. "Hasta siempre querida Almudena, tienes nombre de tango"