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Ábalos, ejecución con redoble de tambores
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Ábalos, ejecución con redoble de tambores

Concluye el 40 Congreso socialista en Valencia con la unión del PSOE en torno a los tres grandes líderes. Reforzado Sánchez con el 95% de los votos de los delegados.

Mucha música, paella, alegría y jolgorio. Valencia hizo honor a lo suyo, la ciudad de la luz. Allí el PSOE se vistió de largo en su 40 Congreso. Lo llaman el Congreso de Sánchez y la Unidad, y vaya si lo ha logrado. La palabra clave en el 39 Congreso de Madrid fue militancia, militancia y militancia. Cuatro años después, ese concepto ha quedado algo deslucido. Sánchez ha escalado a la cumbre, y qué mejor cosa puede hacer un SG y un Presidente que unir a todo su partido. Eso sí. Ha creado un nuevo aparato, obsesionado con la juventud. Y ha ejecutado al amanecer, sin explicaciones, aquello que le hacía sombra. Y aún así y todo, es lo mejor que le puede pasar a Sánchez, al Psoe y a España. Porque de otra forma, combatir la crispación de la derecha y la extrema derecha, sería casi imposible. El personaje de este cónclave sin duda ha sido Felipe González, que sólo mencionó una vez a Sánchez y fue para pedirle que: "impulsara el pensamiento libre y crítico en el partido". Pesó mucho la ausencia de Ábalos, que solo estuvo unas horas, y por la puerta de atrás, pero su recuerdo planeó, en susurros y corrillos, durante todo el Congreso. Así como el aislamiento "endulzado" de Calvo y el desencanto de las feministas que así lo expusieron en un comunicado.

Viva el nuevo aparato del Psoe, unido, dinámico y aglutinador en torno a Sánchez. Volvemos donde estábamos hace cinco años. Pero, con arreglo a los tiempos que vivimos, estrenamos aparato joven, guapo, paritario y moderno. Mucho aplauso por arriba y variopinto desencanto por abajo. Y de las mujeres feministas, mejor que hablen ellas a través del comunicado feminista que lanzaron y aquí exponemos.

 

Felipe González ha bajado del Olimpo y le ha dado su bendición a Sánchez. También una gigantesca lección de liderazgo y de propina una frase para no olvidar: “le pido que estimule la libertad para expresarse críticamente, y la responsabilidad de pensar lo que se dice cuando se habla. Así se construye un gran partido que representa a la sociedad, que es capaz de expresar opiniones críticas y no banales, eso es lo que nos va a dar fortaleza”.

El otro punto humano para no olvidar ha sido, sin duda, las ausencias de Jose Luis Ábalos que durante todo el festejo ha estado presente de forma virtual en el Congreso, eso si, entre susurros, pasillos, salas de prensa y por boca de muchos de sus compañeros, en bajito y con precaución. Y la decapitación, endulzada en el último momento, de Carmen Calvo, lo que ha dolido extraordinariamente a las feministas.

 

Muchas y muchos militantes lo han llamado la noche de los cuchillos largos. Otros y otras, el paredón de la militancia y el sanchismo. Esa militancia vital que elevó a Pedro y a la anterior cúpula dirigente del partido socialista, se ha quedado poco menos que para hacer compañía con un plato de paella en la mano, cerveza gratis y muchos aplausos. Y aun así, lo sucedido en Valencia, en general y desde un punto de vista pragmático, es bueno para Sánchez, para el Psoe, para el Gobierno y para España. Un Psoe unido, con un aparato potente, es la herramienta más poderosa para hacer frente al crispado panorama político actual, con la derecha desmadrada y el avance de la ultraderecha pisoteando los derechos. Pero puestos a pedir, hubiera sido mejor compensar militancia con aparato potente, valorando la lealtad y el trabajo duro de los últimos cuatro años por parte de los dirigentes leales que le han ayudado y acompañado estrechamente dejándose literalmente la piel en ello. 

En este Congreso de campeones, si las posturas gestuales hablan, nos quedamos con unas cuantas: Felipe dando lecciones de indiscutible liderazgo. Sin aplaudir, gesto adusto, una sóla vez citó el nombre de Pedro Sánchez y fue para pedirle que abriera la puerta e impulsar el pensamiento crítico, porque si no, vino a inducir, tendremos un partido de borregos. Sánchez, al lado del “gran timonel”, satisfecho con la foto en medio de Zapatero y González. Hasta la presencia de Almunia, afeó las ausencias de los grandes dirigentes recientes, cuyos méritos están más que demostrados. Jose Luis Ábalos, ejecución al amanecer y Carmen Calvo, el referente feminista desautorizada con cruel dulzura. Ambos sin honores. Especialmente, lo de Ábalos clama al cielo. Dejen de filtrar insinuaciones. Es inhumano. Si ha hecho algo tan terrible, que lo digan de una vez, carajo, que dejen de sembrar dudas e injurias, y si no, que tengan la decencia de tratarle en condiciones, como se merece, y si ambos han de salir, que sea por la puerta grande. Tiempo queda. Para estas cosas nunca es tarde.

 

El Congreso del Psoe en Valencia ha sido como una gran fiesta fallera. Barroco, recargado, todo alegría, unidad, jolgorio y aplausos a nosotros mismos. La militancia en pleno estaba invitada, como una gran claque, para mayor gloria de los elegidos. En cuanto a los elegidos, de pasarela, guapos y guapas, jóvenes y cargados de ideas de los viejos y sacrificados líderes salientes. Ideas para arreglarnos el futuro y para gobernar este país que se prepara para la transición ecológica, la digitalización y la nueva tecnología. No alcanzo a comprender por qué, no han sabido, o querido, evitar el edadismo en estado puro. Si hasta cuando anuncian la composición de la nueva Ejecutiva, subrayan que han  conseguido el gran récord de una edad media de 47 años, ¡diez menos que la anterior!. Qué gran ridículo logro. 

El marco para la ocasión, inigualable, Valencia, con su luz propia, sabe celebrar la vida, arroz, traca, música, pasacalles, mucho de todo y poca autocrítica, poca discrepancia. Las ponencias feministas, quedaron de nuevo solapadas por la modernidad trans, y el postmodernismo de la mezcolanza entre sexos y géneros, se volvió a imponer. Aunque Felipe González, mencionó una vez "el auténtico feminismo", según él: el de Carmen Alborch. Resulta también extraño que se cite a Alborch, una excelente persona y política, moderna feminista pop, ya fallecida y no se citara al referente del partido en los últimos cuatro años, Carmen Calvo. Zapatero metió la cuchara con la "Abolición de la prostitución". Ignorando en su discurso -tampoco venía a cuento- que  el gran tapón para la actividad feminista, es el actual Ministerio de Igualdad, en manos de adanistas de Podemos, que sólo conocen el feminismo de oídas. 

Felipe fue el  invitado de honor, también Anne Hidalgo, recién postulada como candita socialista a las elecciones en Francia. González eclipsó el Congreso con ese discurso de gran estadista que no defraudó. Al contrario, dio una lección magistral de liderazgo. Sentado al lado del líder consolidado, Pedro Sánchez, eran la estampa de la unidad del viejo y el joven Psoe. Siguiendo con la lectura del lenguaje postural, vimos a una entusiasta Adriana Lastra, rompiéndose las manos de aplaudir, entregada al gran acto. En cambio un aplauso pausado de Sánchez, como moderado, completamente dentro de su nuevo papel de líder aglutinador. Pisar minas todos los días cansa. Y la Resistencia se ha tornado en complacencia. Felipe como decimos, gesto adusto y las manos quietas, ni un solo aplauso, nos llamó la atención. Controlando los tempos, los silencios, hasta el entusiasmo del público entregado, como si fuera un director de orquesta con su batuta certera. Al lado de ellos, y en la silla que hubiera tenido que usar Ábalos, un Santos Cerdán pensativo y socialista fiel, como si en su cabeza anduviera rondando, “por qué estoy yo aquí y no a quien corresponde exponer y llevarse los aplausos por sus logros”. Almunia quedó como de relleno y  ZP como siempre supo hacer un guiño, bien dirigido, con el feminismo.  Lejos de las fachadas que últimamente hacen muchos de los dirigentes varones socialistas, liados y confusos en una especie de batiburrillo entre el lobby gay, lo trans y “me importan un carajo las mujeres”. Lo de ZP es sentido, de verdad. Fue el único que dio un paso adelante: “hay que abolir la prostitución” y esto es mucho, en el contexto de un 40Congreso que laminó a las activistas feministas y extendió una pátina del nuevo feminismo, también de pasarela. 

González fue sin duda el plato fuerte del Congreso, no nos gustará ni su ego gigantesco, ni cómo vive, pero desde luego sabe conectar con la militancia. Sigue embaucando muy bien, se hace perfectamente creíble cuando quiere, donde quiere y como quiere, porque como él mismo explica: "piensa lo que dice". Mastica las palabras, rumia, crea pensamiento propio, crítico, saca los conceptos de dentro, de las tripas y conecta. Es empático. Se las sabe todas en su discurso y hace soñar a la militancia entregada haciéndoles creer en la igualdad, el progreso, la sobriedad y el compromiso perenne que enseñó el fundador Pablo Iglesias Posee. Qué talentazo para vivir de forma tan diferente. Pero reivindicó su derecho a decir lo que piensa, porque dijo: “pienso lo que digo”. Y además, Felipe sabe pensar. No necesita que le pasen las pantallas delante, ni leer el telecue. 

 

Pero como no nos cansamos de  insistir, el hecho diferencial de ese Congreso en Valencia, fue la silla vacía de ese Jose Luis Ábalos, el líder que contribuyó en primera persona a unir y consolidar un Psoe de los últimos cuatro años. Que llevó al Presidente, prácticamente empujado y en volandas, a presentarse y ganó cinco elecciones seguidas, tras haber sido roto el partido en dos partes (el 1 de octubre 2016). Y reconstruido desde las bases militantes, que tuvieron su papel hegemónico en el anterior 39 Congreso de Madrid. Pero, dicen que la política también, a veces,  es cruel (no lo creo necesario, la verdad) y la vida sigue. A rey muerto, rey puesto. Borrón y cuanta nueva.  En estos eventos, lo fácil es apuntarse a caballo ganador. Pero todo esto no disipó las ausencias tan sonadas. Aunque seguramente seremos pocos, los plumillas y compañeros que lo señalemos públicamente. Y muy posiblemente, la mayoría de los que escriban sobre ello, lo harán desde la crítica negativa de los medios de derechas para hacer daño al Psoe. Pocos medios progresistas, como éste, se atreverán a señalar al rey desnudo. Emulando a Felipe: "promovamos la crítica constructiva y el pensamiento libre de izquierdas".

 

Verdaderamente este fin de semana en Valencia, era el tiempo de incorporar con pleno derecho a los perdedores de la contienda, poco o nada ética, contra Sánchez en 2016. Era tiempo de hacer lo que tiene que hacer un presidente. Incorporar a todos. Y Pedro es sin duda, para el partido socialista, el mejor Presidente del partido y del país. El más capacitado hoy en día y el que mejor desarrollo e imagen tiene en Europa y en general en el mundo Exterior. Ha sido capaz de ganar cinco elecciones seguidas. Formar el primer gobierno de coalición de España.  Gestionar con matrícula de honor, una pandemia. Conseguir la mayor cantidad de fondos europeos para salir de la crisis postpandémica. Pero alguien debió haberle recordado las palabras que tanto repitió en su día,  que un líder socialista está entregado a la militancia. Que es quien ahí lo ha puesto.

  

El Congreso acabó con unidad y fiesta. El soldado fiel no estorbó, no dijo una palabra de más, ni de menos.Su estoicismo asombró, porque no era nada fácil La Organización del 40 Congreso actuó como si Ábalos no hubiera existido nunca.  ¿Tanto trabajo hubiera costado darle su sitio de cortesía y agradecimiento?. ¿Tanto mal ha hecho para borrarle de un plumazo sin explicaciones? Algún día tendremos la respuesta. Lo dicho, un Congreso de ganadores, bueno para el Psoe, para España y para los socialistas. Con poco debate, con el peso de los grandes líderes de toda la historia viva del Psoe unidos, menos dos de ellos, los más recientes. ¿Por qué? Esa es la gran incógnita.

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