Nos encontramos posiblemente atravesando el puente de una era con valores democráticos, éticos, solidarios, hacia una época que, muchos de los de mi generación al menos, consideramos “sin valores”. Ha surgido una nueva generación de los jóvenes llamados riders del capitalismo, Chicago Boys, yuppies y otras etiquetas, o sencillamente jornaleros obreros que sólo creen en “la ley de la oferta y la demanda”. Compran los mensajes políticos influidos por las tendencias de las redes sociales. Muchos de nuestros hijos, votaron a Ayuso, por ejemplo, sin otro argumento que “vende libertad y eso se lo compramos”. Aunque sea sólo una libertad para abarrotar Madrid de terrazas y tomar cañas. Este 19 de junio, se vota en Andalucía, por muchos años bastión del socialismo jornalero, y todas las encuestas están apuntando hacia un auge de la derecha y de la extrema derecha. Al PSOE ya no le basta con conseguir logros sociales, de empleo, económicos, de igualdad y justicia social...O bien, no los sabe vender, o bien, las clases trabajadoras empiezan a perder el miedo a los partidos derechistas y ultras "aunque sistemáticamente les recorten sus derechos". ¿Por qué se está perdiendo el miedo a la extrema derecha y Vox consigue que le voten los obreros y los inmigrantes?¿Qué papel tiene en estos cambios el gigantesco poder de las nuevas redes sociales tecnológicas que llegan a cientos y miles de millones de personas a diario en todo el mundo?
El populismo de bombo y platillo campa a sus anchas y para los que nos preguntábamos ¿Qué pasa con la función controladora y pedagógica de los medios de comunicación? al fin nos ha caído la ficha. Ya no pintan tanto los medios al estilo clásico. Ejemplo de ello fue el auge de Trump hace unos años que logró el voto de 75 millones de norteamericanos - la mayoría de las clases trabajadoras- con un discurso semi fascista, burdo y chabacano. Los medios de comunicación clásicos cada vez influyen menos y la mayoría están ahogados financieramente, por lo que es relativamente fácil que sucumban al soborno de los intereses políticos dominantes. En el artículo de este fin de semana de nuestro columnista, Ignacio Vasallo, queda claro en manos de quienes estamos. Quién manda en el mundo y quién mueve los hilos para que de forma masiva, se de por bueno lo “populista, lo ultra, lo misógino, lo racista, lo insolidario, la ley del más fuerte, en definitiva, el ultracapitalismo más desleal y salvaje”.
No todo, pero casi todo gira en torno al consumo masivo, el dinero, el poder y con ello, sin darnos casi cuenta, la mentalidad social ha cambiado y la maquinaria de la desigualdad está cada vez mejor engrasada. Lo que fueron los bloques y el telón de acero, la guerra fría, las fuerzas subterráneas para tumbar y cambiar gobiernos democráticos, sigue en pie, pero esta vez desde las entrañas de la guerra tecnológica y la inmensa influencia de las RRSS, que son a las guerras invasoras, lo que Goebbels fue al auge del nazismo y a la II Guerra mundial. De nuevo, el avance de la ultra derecha está servido. Los que votamos izquierdas debemos espabilar, no podemos dejar que los antidemócratas nos ganen esta partida. Aquí en España despertamos del ensueño viendo cómo extraños movimientos estuvieron a punto de desestabilizar España, separando a Cataluña. Después vimos cómo subía la extrema derecha en Castilla León y formar gobierno PP con Vox). Y ahora deberíamos tomar nota para lo que puede suceder en Andalucía. Se acerca un oscuro nuevo ciclo. Si no reaccionamos… lo lamentaremos. No podemos dejar caer en saco roto el estado de bienestar y los valores de igualdad y justicia social por los que nuestra generación y la de nuestros mayores llevan décadas luchando. Si no reaccionamos, van a quedar enterrados en el mundo del ultra capitalismo y la ley del mas fuerte irá impregnando poco a poco nuestras vidas sin que sin que muchos se den cuenta… hasta que sea demasiado tarde y definitivamente se pierdan los derechos conseguidos por las mujeres, los inmigrantes, la clase trabajadora, los pensionistas, etc. En Andalucía, el Psoe, y los partidos de izquierdas se juegan mucho. Y por eso, Pedro Sánchez y todo el aparato nacional se ha volcado para conseguir frenar el auge de las derechas.
Los vientos soplan fuerte de las RRSS tecnológicas y al son de los nuevos Master del Universo. Como decía nuestro compañero Vasallo “Las cinco grandes: Meta, antes Facebook -con WhatsApp e Instagram-; Microsoft; Amazon; Apple y Alphabet -Google con You Tube- ; están adquiriendo cada día más poder. Se consideran por encima de los estados hasta el punto de decidir dónde y cuantos impuestos pagan, sin que los esfuerzos de distintos gobiernos y de organizaciones supranacionales como la Unión Europea, hayan logrado que paguen porcentualmente en los países en los que generan sus ingresos”. Actúan como “Estados independientes”, pagan los impuestos que quieren, cuando quieren y donde quieren. Mueven la opinión de miles de millones de seres humanos alrededor del mundo y son capaces de crear corrientes ciudadanas que ensalzan y derrumban a ídolos de barro a su antojo. Trump, Bolsonaro, Urban, y aquí la extrema derecha de Vox, que crece como la espuma, son ejemplos claros de ello. Desestabilizan democracias, como el intento, fallido afortunadamente”, de dividir España con la financiación a redes del independentismo “tsunami democrático”, y otros movimientos de redes, que estuvieron a punto de tumbar un Estado como el nuestro.
Donde empiezan a manifestar su interés por la compra y control de los grandes medios mundiales es en los Estados Unidos, de momento, “Sus relaciones con los medios de comunicación son variadas. Bezos se compró el Washington Post, pero parece que no interviene en la línea editorial. Musk ha cooptado para el consejo de administración de Tesla a James Murdoch de doble nacionalidad británica americana, el hijo “liberal “del magnate Rupert. Los Murdoch son los dueños de Fox News, la cadena de televisión por cable más vista de Estados Unidos cuyo presentador estrella Tucker Carsson está situado a la derecha de la extrema derecha”, explica Vasallo en este medio.
En España, de momento, ejercen su poderío directamente desde las redes sociales, FB, Twitter, Instagram, YouTube, Tik Tok, etc., canales que eligen ya para informarse el ochenta por ciento de las personas menores de cuarenta años, y que va cuajando entre las avanzadillas intelectuales a partir de los cuarenta, también. Y contra este poderío masivo (las redes controlan nuestros hábitos, nuestra ideología, nuestro consumo, tienen nuestros datos sanitarios, educacionales, propiedades, pagos de impuestos, en fin... ¡todo! a través del Big Data y la inteligencia artificial. No sólo lo saben todo de nosotros sino que además nos tienen perfectamente ordenados y catalogados). Contra esto no hay medio de comunicación que pueda competir. Los jóvenes ya sólo miran la información y el entretenimiento, la TV, los audios, videos, en el ordenador. Los canales clásicos están en franca bancarrota. Se ven obligados a reducir plantillas, revisar planes de financiación y ven su futuro incierto.
Leo en los medios españoles que cara a las elecciones andaluzas, el PSOE se está replanteando su sistema de campaña. Hace bien. Porque realmente genera una enorme impotencia que el actual Gobierno de Pedro Sánchez, a pesar de la pandemia, y de haber conseguido recuperar económicamente a España con un crecimiento del PIB espectacular no vea reflejado en el reconocimiento ciudadano y en las encuestas su esfuerzo y sobre todo, sus buenos resultados. Es el Gobierno que más legislaciones ha firmado en sólo cuatro años, más de un centenar. También el que ha conseguido superar con éxito sanitario y económico una pandemia global de gran magnitud; ha reducido ampliamente el paro y creado más afiliaciones que nunca a la seguridad social (más de 20 millones de afiliados, menos de 3 millones de parados; ha subido el salario mínimo interprofesional (un 30%); ha subido las pensiones; ha garantizado un salario vital con cobertura a todos los españoles; ha incrementado la incorporación de las mujeres al mundo laboral y a la Seguridad Social; ha subido en un 48,8% la contratación indefinida; ha bajado la tasa de empleo juvenil hasta un 13%… Pero todos estos logros, ¿los están realmente valorando los andaluces que este 19 de junio tendrán que votar?¿Por qué las encuestas, mayoritariamente coinciden en que el votante de izquierdas está desmotivado?¿Por qué ya no funciona la grave amenaza de que la extrema derecha de Vox, aterrice también en el Gobierno de Andalucía como lo ha hecho en Castilla y León?
Este fenómeno no sólo se da en España, en muchos países occidentales se está perdiendo el miedo al desembarco de gobernantes con ideas de extrema derecha. Europa es el último bastión en caer, esperemos que los valores heredados que construyeron la Europa solidaria y socialdemócrata, tras la Segunda Guerra Mundial prevalezcan y constituyen un muro de contención al avance de la extrema derecha.