Máxima expectación en el debate entre los dos candidatos a la secretaría general del PSOE en Madrid. Alcaldes ambos, se baten en primarias este sábado 23 de octubre. Uno, ex alcalde de una pequeña localidad del norte de la Comunidad, Soto del Real (9.000 habitantes) y el otro, de Fuenlabrada, uno de los municipios más poblados, del Sur de Madrid, (195.000 habitantes). El primero, Juan Lobato, convencido de que el Psoe es un partido ganador, que en Madrid sólo tiene que “mirar al militante a los ojos, de frente, insuflarle orgullo y confianza” y recordarle que tiene madera y mimbres más que suficientes para gobernar. Con el mismo modelo, y del mismo modo, que Gobierna en España y ganó en doce Autonomías (incluidas Madrid y Cataluña) y gobierna en ocho de ellas . Y el otro, Javier Ayala, convencido de que “el Psoe-m lo ha hecho mal en estos años”, que el modelo está agotado y hay que crear uno nuevo, más de izquierdas. Uno, hablando del futuro y de empoderar a la militancia, dandole un papel revisionista y de control de resultados. De forma entusiasta. El otro, hablando del pasado, de lo mal que se ha hecho todo y de que él quiere reconstruir el Psoe en Madrid.
Precisamente, ambos han ganado las elecciones de sus municipios con el mismo modelo del Psoe. Modelo que en nada ha cambiado hasta ahora, salvo la propia evolución de los tiempos que nos toca vivir. Javier Ayala, el alcalde de Fuenlabrada en su discurso denosta el actual modelo socialista en Madrid y le gusta ponerlo en pasado. Fue. Existió. Se fue. El alcalde de Soto del Real, Juan Lobato, en cambio reconoce que -una vez estamos fuera de los condicionamientos populistas de la pandemia- prefiere potenciar el modelo y programa socialista, acercarlo a la militancia y buscar el voto valiente, de izquierdas y de gente templada y que confía en el futuro. Un concepto: "persona templada", que marca también una división en el debate de los candidatos. Los discursos llevan varias semanas resonando en las principales agrupaciones socialistas de Madrid. El debate en la sede del Psoe-m este miércoles, no ha sido sino un resumen, bastante deslucido por cierto, de sus dos modelos: uno mirando al presente y futuro, y otro al pasado.
Ayala tilda a Lobato de "templado", devolviéndole sus propias palabras y enfatizando con intención, peyorativamente, como si ello supusiera que el Psoe y su militancia pierden sus esencias con la templanza. Ese mismo concepto, persona templada, para Lobato es compatible perfectamente con ser de izquierdas y valiente. Con mirar al futuro con fuerza. Lo conjuga sin complejos y cree que es muy positivo e incluso imprescindible, no solo para ganar, sino sobre todo para gobernar. "Yo no pienso sólo en el día 23 -día de las elecciones- sino sobre todo en el día 24 y siguientes...", dice Lobato.
El alcalde de Fuenlabrada, Javier Ayala, viene a esto de las primarias un poco de nuevas. Se presentó a ellas, tras haber negado en anteriores ocasiones, que esa fuera su intención. En el mes de junio, tanto Ayala, como las alcaldesas de Alcorcón y Getafe, disgustaron a la Gestora, y al seno del Psoe-m, convocando una rueda de prensa cuyo objetivo no era otro que, básicamente, tirar por tierra el esfuerzo del equipo Gabilondo y dar por finiquitado el modelo Psoe de los últimos años. El mismo modelo de Psoe con el que Gabilondo había ganado, por primera vez en casi tres décadas en Madrid, y el propio Ayala en su pueblo, Fuenlabrada. Y el mismo con el que se habían recuperado casi todas las grandes poblaciones del cinturón rojo de Madrid y la mayoría de las capitales españolas. Así como ganado en diez Comunidades -incluidas Madrid y Cataluña- gobernando en ocho de ellas y en el gobierno central de España. Cinco elecciones consecutivas ganadas. ¿Cambiar de modelo?
Lobato, el alcalde de Soto del Real, también había ganado las municipales de 2015, siendo el primer alcalde socialista desde 1977. Volvió a ganar con mayoría absoluta, con el mismo modelo socialista, en 2019 y en 2021 renunció a la alcaldía para ayudar a Gabilondo, en las difícilísimas elecciones anticipadas, a contrapié, en plena pandemia. Una situación donde el populismo de Ayuso y su ausencia de programa, resultó un insulto para la inteligencia. Tras analizar y aprender que el periodo pandémico, fue el excepcional marco idóneo para que arrasaran los populismos y no los programas, Lobato sigue creyendo en el modelo Psoe. El habla de necesidades básicas para todos -igual que Ayala- pero también de educación, solidaridad y valores socialistas vivos en un partido con ciento cuarenta y dos años.
Ayala, improvisa una radicalización hacia la izquierda, y deja en entredicho que Lobato, por ser un hombre templado, que apela a la militancia y al voto valiente para gobernar para todos, no sea tan de izquierdas como él. Algo que Lobato deja claro durante el debate. Ayala parece creer que ha cogido la frase talisman, y le acusa, una y otra vez, de ser un hombre "templado". Infiriendo que “hombre templado significa de ideas tibias”. Algo que Lobato con humildad y cierto tono pedagógico se afana en explicar para que no se convierta en la coletilla del día. “Aterrice sus propuestas”, le dice Lobato a Ayala cuando habla de cambiar de modelo, a lo que el otro contesta con cierta condescendencia y desdén “¿Que aterrice yo mis propuestas?¡Soy el alcalde Fuenlabrada!”.
Si nos referimos a los tonos, el discurso del ex alcalde de Soto, es mucho más conciliador, en general en todas sus visitas a las agrupaciones de la Comunidad y por supuesto en el día de la confrontación ante las televisiones y medios. Es el de un político que dejó una cómoda alcaldía con mayoría absoluta, y acudió donde le pidieron refuerzo. Una situación muy difícil en plena pandemia que cogió al Psoe-m con el pie cambiado y al candidato, no el más adecuado, -pero no había ni tiempo ni opción- para partirse el cobre con cara de perro frente a una Ayuso estrambótica y sin vergüenza, ni ajena ni propia. En cambio Ayala, presume de no presentarse como candidato a la presidencia de la Comunidad, pero oculta que para ello debería reunciar a la cómoda alcaldía de una gran población.
Quizá por eso, Lobato habla tranquilo, en positivo y creyendo en un futuro que hay que construir con mujeres y preparando la transición ecológica. Es más joven, tiene solo 37 años, doce menos que su contrincante, de 49, y cuando encaja las directas, se ve que se ha propuesto no salirse nunca de la elegancia -entre competidores hermanos- del reconocimiento al partido y al trabajo de los compañeros y compañeras madrileños. A pesar del tono moderado, su discurso, no obstante, exhibe mayor coherencia y tono firme netamente de izquierdas. Sin tener que aludir a exageraciones como que en su pueblo “se lucha para llevar un plato de comida a los niños”, según enfatizó Ayala refiriéndose a Fuenlabrada. Al ser alcaldes ambos, los dos vienen de abajo, del contacto con el pueblo. Lobato, empezó muy joven de concejal, con poco más de 30 años, y consiguió la primera alcaldía socialista para Soto del Real, en 2015, tras 38 años de gobiernos de derechas. En 2019 volvió a ganar con mayoría absoluta.
Ambos reivindican el papel de la mujer y el feminismo en sus candidaturas. Ayala le ofrece -si gana- la vice secretaría general. Algo que rechaza amablemente Lobato: "porque no quiero quitarle el puesto a una mujer". Ya que si el número uno es varón, la número dos ha de ser mujer, y así en lista paritaria y cremallera como mandan los estatutos. Ayala presume, una vez y otra, de que no quiere ser candidato a la presidencia de la Comunidad, y reivindica la bicefalia. Obviamente no quiere renunciar a la alcaldía. Lobato ya renunció a la alcaldía y prefiere que el tiempo diga cómo y quien ha de presentarse a la presidencia.
Ayala es literalmente alcalde heredero en una población históricamente socialista desde 1977 (desde las primeras elecciones democráticas). A quien le han precedido tres grandes socialistas, tres históricos alcaldes que llevaron a Fuenlabrada a ocupar el lugar en el que hoy está, como una de las grandes ciudades socialmente más avanzadas e importantes, no solo de España, sino de Europa. Manuel de la Rocha, José Quintana, Manuel Robles construyeron un modelo de ciudad que el propio Lobato tuvo la elegancia de reconocer como digna de aprender mucho de ella.
Resumiendo, dos candidatos, dos modelos, dos estilos. El uno mirando al pasado, recalcando todo lo que ha hecho mal el Psoe, sin escatimar duras críticas al modelo del equipo Gabilondo, a pesar de ser ganador sólo dos años antes, en una plaza donde el Psoe lleva sin gobernar casi treinta años. Y el otro, proyectando el futuro, valorando el trabajo de todos sus compañeros y compañeras y queriendo mirar a la militancia de frente para ganar con un modelo que nunca ha dejado de ser de izquierdas y de la clase trabajadora. El sábado 23 los militantes socialistas nos dirán a quien prefieren.